Podría empezar preguntándome: ¿Por qué es tan difícil responder a esta pregunta? Todos sabemos lo que vale un coche, un cartón de leche o, incluso, una vivienda.
Entonces, ¿por qué es distinto en el caso de las páginas web? ¿Es porque los programadores se aprovechan de los clientes y cada uno le pone el precio que le da la gana?.